50 cuestiones |
¿Entierro o incineración?
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Los primeros cristianos hacían todo lo que podían para que sus muertos fueran enterrados mientras esperaban la Resurrección. Cuando visitamos las catacumbas de Roma, sorprende el cuidado, la fe, con que recogieron y enterraron estos cuerpos tenidos como su durmieran.
«Espero la Resurrección de los muertos y la vida eterna» (Credo) Tal es la fe de los cristianos que creen, igual que Cristo resucitó con su cuerpo, también nosotros resucitaremos con el nuestro.
Por esta razón durante mucho tiempo se consideró la incineración como la expresión del rechazo a creer en la Resurrección. Hoy en día, la Iglesia ya no prohibe un funeral si, por una razón respetable, se ha elegido la incineración. En ciertos países, es casi una necesidad y también en ciertas circunstancias. En este caso se debe velar por que el cuerpo del difunto sea objeto del debido se traslade a sus cenizas, que deberán ser depositadas en un lugar definitivo y respetable.
Pero, en la coherencia con la fe y las prácticas, nos insta a preferir que, a ser posible, el cuerpo sea enterrado. Es un signo de respecto al cuerpo de quien, gracias al Bautismo, se ha convertido en templo del Espíritu Santo. Nuestros cuerpos mortales, alimentados por la Eucaristía -el Cuerpo de Cristo-, están llamados a resucitar en el último día y son depositarios de la promesa de la inmortalidad. Como los primeros cristianos, enterémoslos a la espera de la Resurrección.