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¿Y la superpoblación? ¿se debe prohibir a los países pobres que tengan hijos?
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Existe una enorme presión sobre los pueblos de los países pobres para que reduzcan su natalidad, a menudo con medidas obligatorias y totalmente contrarias a los derechos del hombre. Por ejemplo, para ser contratado en determinadas empresas, hay que aportar un certificado de esterilización... Los organismos financieros internacionales también acostumbran a supeditar su ayuda a la aplicación de estas medidas. Pero la difusión de la anticoncepción en los países pobres no se debe a la preocupación por verles salir del subdesarrollo, sino sobretodo al miedo de los países ricos ante la amenaza de una oleada humana atraída por sus riquezas. ¿Acaso no leemos actualmente que la expansión demográfica del tercer mundo constituye una amenaza, o la amenaza principal, para la conservación del medio ambiente (1) ?
« Son tan pobres
porque son demasiados". Esta afirmación responde a las teorías
malthusianas (enunciadas por Malthus, economista inglés del siglo
XVIII), que aún hoy día tienen muchos seguidores. La solución
sería entonces que una población menos numerosa llevaría
a un mejor nivel de vida.
Es cierto que un
crecimiento demográfico demasiado fuerte puede frenar el desarrollo
(2). Pero generalmente este desarrollo
ya se ve obstaculizado desde el principio por situaciones de injusticia
económica, un subdesarrollo crónico de la agricultura y una
insuficiente voluntad política. Alimentar a 20.000 millones de personas
es técnicamente posible con las actuales riquezas de nuestro planeta.
El problema reside en que los países pobres no cuentan con medios
par comprar o producir los alimentos necesarios.
Examinemos la
afirmación inversa : « Son demasiados porque son tan pobres ».
Sabemos que en la mayoría de las civilizaciones, los niños
se consideran como la principal fuente de riqueza futura: en el presente
son la mano de obra más barata y en el futuro serán quienes
se encargarán de mantener a sus padres ancianos. Como dice un documento
de la Conferencia Episcopal alemana : « Reducir el número de
niños sin hacer desaparecer las causas que llevan a los padres a desear
muchos hijos, supone privar a los pobres de su única
esperanza.(3) »
Desde esta óptica,
¿es beneficiosa la pastilla? Estamos convencidos de que la difusión
de que es objeto en los países pobres se basa en una visión
distorsionada de la libertad y la solidaridad. Además, las mujeres
no siempre disfrutan de su derecho a ser informadas de los efectos de los
productos que utilizan. Algunos anticonceptivos siguen vendiéndose
en el Tercer Mundo a pesar de estar prohibidos en Estados Unidos o en Europa:
¿Acaso existen dos justicias diferentes, una para los países
ricos y otra para los países pobres? Por último, el fomento
de las medidas anticonceptivas a menudo va en contra de las tradiciones
culturales y religiosas de los pueblos; estas tradiciones preceden o refuerzan
así, la defensa que la Iglesia lleva a cabo del derecho inalienable
a la vida.
Concluyamos recordando
que la Iglesia no se limita a criticar, sino que fomenta activa y eficazmente
la planificación familiar natural que, también contrariamente
a los prejuicios que de ella se tienen, se basa en principios científicos
sólidos (ver
cuestión
26). Su funcionamiento es sencillo, depende simplemente de la
autoobservación personal y su precio es el de un termómetro
La Madre Teresa, entre otros, enseña habitualmente estos métodos
a los pueblos más desfavorecidos. Se trata de una solución
a largo plazo, que coloca al ser humano en primer lugar
(4).