¿TENDRA LA MUERTE LA ULTIMA PALABRA?
|
|
¡La vida es un regalo estupendo! Pero, ¿ la muerte no viene como la última palabra de una larga y a veces hermosa historia? ¿ Podemos creer que ella sea realmente el término de nuestra vida? Hedi Tiene 36 años. Está condenado. Enfermo de un cáncer generalizado, se encuentra en una unidad de cuidados paliativos. Hace seis meses, era todavía director de una agencia de viajes en las afueras de París. Lo único que le interesaba era el éxito y el dinero. Su mujer dirigirá la agencia, siguiendo los consejos diarios de Hedi. Viene a verle cada día, y pasa largos momentos con él. Es precioso ver su amor. Los últimos instantes de Hedi. Me dispongo a salir de la habitación con el resto de miembros del equipo, para continuar mi visita. Al dirigirme hacia la puerta, puedo percibir una gran angustia en la mirada de Hedi. Al verme vacilar, me atrapa la mano: "Quédese, quédese, no me deje". Su agonía comienza. Me pide que le encienda un cigarrillo: lo hago. Da un par de caladas y me lo devuelve. Es incapaz de fumar más. "Tengo sed"... Cojo un vaso de agua de la mesilla. Traga con suavidad, muy suavemente. Ya no puede más. Su vientre, que ha disminuído de volumen, y sus miembros débiles, descarnados, no le permiten levantarse. No bebe más que dos tragos. Hedi me pide que llame por teléfono a su mujer: "Aquí, en el cajón, la libreta.. Busque el número de teléfono de la agencia, llame a mi mujer. Dígala que venga. Que se dé prisa, es el final". Yo busco en el cajón: dos billetes de autobús, una tarjeta de Bretaña, un mechero y una foto de su mujer. Encuentro la agenda y el número: - Hedi quiere que venga lo más rápido posible, le digo a su mujer. Hedi me lanza una mirada suplicante : - Enseguida, que venga enseguida Yo insisto. - ¿Piensa usted que es el final?, me dice ella a media voz. Ella cuelga el teléfono. ¿Se habrá dado cuenta de la urgencia?... Entretanto, Hedi respira cada vez peor. Echa su cabeza contra la almohada: "¡Qué difícil es morir! " Ya no sabemos cómo aliviarle... Yo levanto los ojos hacia el crucifijo, como hago a veces. - ¿Reza por mí?, me pregunta. La mujer de Hedi llega... Hedi abre los ojos cuando llega. "No te has dado prisa", le reprocha a su mujer. Luego, su tono se suaviza: "Te esperaba para morir." Ella sabe controlarse, se sienta tranquilamente cerca de él y, mejilla contra mejilla, le murmura palabras de ternura. " Mi niño, mi niño, estoy aquí, te quiero..." Les dejamos solos a los dos, en un diálogo de ternura. Permanecieron abrazados durante unos veinte minutos, unidos en un mismo diálogo. El amor más fuerte que la muerte... Al no oírle respirar, ella nos llama... La respiración de Hedi es casi imperceptible. Ya no se despertará. Hamadi, el enfermero, le lavará y amortajará, recitando los versículos del Corán, según los ritos musulmanes. Le vestirá con una djellaba blanca antes de que su cuerpo sea enrollado en un lienzo de tres metros y transportado en avión a su país de origen. Juan Pablo Sartre " La muerte le quita (a la vida), por definición, todo su signicado", dice un día el escritor y filósofo Juan Pablo Sartre. En la última entrevista que concedió a un célebre periodista un mes antes de su muerte, declaró: "Me he equivocado. Hubiera tenido que introducir antes la categoría de la esperanza" Juan Pedro Chenèvement "No tengo el defecto de creer que la vida trinfa sobre la muerte por el simple efecto de la voluntad individual. Hace falta algo más grande que sí mismo"
Carta de Juan Pablo Chenèvement, Movimiento de ciudadanos, 29 de octubre de 1998
Para saber mayor :
|